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Foto del escritorBetty G. Elger

EL AMBIENTE PREPARADO


El vientre materno fue nuestro primer hogar. Fue un ambiente totalmente preparado para desarrollarnos sanamente durante nueve meses. En él encontramos todos los nutrientes necesarios para crecer, encontramos protección y seguridad, estímulos que nos prepararon para cuando estuvimos listos para nacer, recibimos mucho afecto, amor y el espacio suficiente para movernos según se iban desarrollando nuestros órganos.

Llegamos a este mundo y un nuevo ambiente se nos presentó. Las primeras personas con quienes tuvimos contacto fueron nuestros padres.

Qué importante prepararnos como adultos para recibir a un nuevo ser, indefenso, pero listo para cambiar de un ambiente perfecto a un ambiente totalmente nuevo. Ese es el primer paso para crear un ambiente Montessori: Prepararnos como adultos, auto observarnos, mirar hacia nuestro interior.

Al auto descubrirnos, al conocernos mejor y al conocer mejor el desarrollo físico, psíquico y emocional del niño, seremos capaces de observar al niño objetivamente, sin juzgarlo y aceptando la diversidad de comportamientos que tendrá a lo largo de su desarrollo.


María Montessori observó durante muchos años a niños y niñas alrededor del mundo y encontró que debía existir un vínculo emocional entre el infante y su entorno. Este vínculo generalmente se encontraba naturalmente en el hogar, más no en las escuelas. Por eso quiso extenderlo al ambiente escolar, primero preparando a las guías o profesores tanto pedagógica como espiritual y emocionalmente. Buscando guías amorosas, observadoras y con gran humildad. Luego creando un ambiente hogareño, donde las necesidades fisiológicas y emocionales de los niños fueran satisfechas, donde se favoreciera el aprendizaje y las potencialidades del niño y donde se construyera una sociedad más consciente, justa, comprometidos con el cuidado de la naturaleza, la humanidad y educando para la paz.


Un ambiente preparado Montessori está constituido por el espacio físico, los materiales Montessori y el adulto preparado que pone en contacto al niño con el material y con su entorno. Este ambiente debe satisfacer las necesidades de cada etapa de desarrollo, su independencia, el respeto a su personalidad única y su libertad de movimiento. En un ambiente preparado se aprende a vivir en sociedad, respetando el entorno, los materiales y a los compañeros y guías. Se fortalece lo social y la personalidad ya que conviven niños de diferentes edades: en nido y comunidad infantil de 0 a 3 años, en casa de niños de 3 a 6, Taller 1 de 6 a 9 y taller 2 de 9 a 12 años.



Al entrar a un verdadero ambiente Montessori, encontrarás que son espacios muy ordenados, bellos y con colores tenues y agradables, con todo el mobiliario y material adecuado al tamaño de los niños, con mucha luz, accesibles y funcionales y que favorecen la libre circulación de movimiento y de pensamiento. Gracias a este ambiente físico y a la perfección de los materiales, creados científicamente por la doctora Montessori, se logra un auto aprendizaje a través de la repetición y el error, se fomenta el orden, la independencia, la auto-estima, se generan límites claros y se logra la libertad responsable, además de ayudar en su desarrollo motor, cognitivo, emocional y social.



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