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MÉXICO PRESENTADO A LOS NIÑOS A TRAVÉS DE LA FILOSOFÍA MONTESSORI.

Foto del escritor: Betty G. ElgerBetty G. Elger

Hace casi quince años, cuando mis hijos tenían tres y cinco años, mi marido y yo decidimos dejar México, buscando mejor calidad de vida para ellos. Después de meses, quizás años, de investigar y de ahondar en lo que para nosotros era calidad de vida (libertad, seguridad, educación, salud, PAZ), decidimos emigrar a Costa Rica. Nos armamos de valor y con dos niños pequeños, ocho maletas, ahorros y nuestros corazones rotos, pero con una gran ilusión y sueños por delante, nos despedimos de la que fue nuestra casa, dijimos adiós a nuestros familiares y amigos y a nuestro amado México, y nos aventuramos a empezar desde cero en un nuevo país.

Hoy sé que no pudimos haber tomado una mejor decisión. Vivimos durante 8 años en un lugar ideal para mis hijos, donde podían ser libres sin peligros, donde todos eran simplemente humanos, sin importar color, nivel social, ni nacionalidad. Donde la gente vivía el “PURA VIDA”, la PAZ y una BONDAD y HUMILDAD que no he vuelto a encontrar en ningún otro país.

Siendo yo desde entonces mamá Montessori, era un sueño hecho realidad encontrar el perfecto entorno Montessori en todo un país! Todo fue de maravilla, empezamos a hacer vida social, conocimos a muchos mexicanos y gente de todas partes del mundo. Los niños tenían muchos amigos y se hablaban de “usted” (como se acostumbra en Costa Rica), empezaron a arrastrar la R, les gustaba mucho el Gallo Pinto, cantaban y bailaban canciones costarricenses, sabían de su hermosa naturaleza, sus volcanes, sus provincias, festejaban las fiestas y tradiciones ticas… y de pronto, me di cuenta, que aún teniendo a sus padres mexicanos y aunque siempre les hablábamos de México, de su historia y de sus tradiciones, el no vivirlas y el no convivir seguido con otros niños mexicanos los estaba alejando de nuestra hermosa y riquísima cultura… Intentaba todo el tiempo llevarlos a eventos de México, en casa poníamos nuestro altar de muertos, hacíamos cada año nuestra tradicional posada, cantábamos canciones mexicanas, casi diario comíamos algo mexicano, pero faltaba esa parte más vivencial y experimental donde pudieran adentrarse a nuestra cultura y sentirse como si estuvieran en México. En la embajada a veces daban Historia de México para niños, pero sentía que no les despertaba esas ganas de querer saber más.


Entonces decidí hacer mi “ambiente mexicano Montessori en casa”. Empecé con toda la artesanía mexicana que tenía, aunque era un tesoro para mi, la puse al alcance de mis hijos de 4 y 6 años. Podían usar las jarritas de talavera para verter agua, los manteles bordados de Chiapas para poner su lugar en la mesa, se servían sus bebidas en vasitos tequileros de vidrio soplado, la decoración de sus cuartos eran con bordados mexicanos de distintas partes de México y siempre que podían, amaban vestirse con ropa típica de México. Me di cuenta que me faltaba mucho de México en casa, entonces en cada viaje a México, me traía juguetes típicos, instrumentos musicales, libros, artesanía y por supuesto toda la comida posible para que conocieran nuestros deliciosos sabores y aromas mexicanos. Conforme fueron creciendo, me di cuenta de esa curiosidad que sentían por conocer más de la cultura mexicana. Se sentían realmente orgullosos de todo lo que México era, identificados totalmente con su cultura y felices de lo mucho que sabían de su país.

Hoy siendo adolescentes y después de emigrar a dos países más, mis hijos tienen a México totalmente impregnado, no solo en su corazón, sino en su memoria. Memorias que no vivieron estando allá, pero que gracias a que pude presentarles México a través de una metodología científicamente probada, ellos la vivieron, la sintieron, la tocaron, la saborearon…





Desde entonces decidí crear mi proyecto “Conociendo México a través de la filosofía Montessori” y llevarlo a todos los lugares donde he tenido la oportunidad de vivir. Así las familias mexicanas que emigran, logran que sus hijos conozcan y vivan la cultura mexicana. Esto también ha ayudado a que otros países se den cuenta de la riqueza cultural que tiene México. Porque la cultura de México, su geografía, su historia, su arquitectura, su gastronomía, sus tradiciones y su gente son un tesoro que debemos difundir a nuestros hijos y al mundo entero!


Viva México y vivan los niños que conocen sus raíces y se sienten orgullosos de ellas!

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